16 Noviembre, 2022
Cómo mejorar la redacción de un texto
Comunicar cosas por escrito no siempre es sencillo y ser cuidadoso en el uso de la lengua es fundamental para lograr comunicar tus ideas con precisión. Después de todo, el español está lleno de secretos y subterfugios, y no solo es fácil incurrir en errores gramaticales u ortográficos, sino que es aún más sencillo trastabillar con expresiones confusas o cacofónicas. Por esto es tan importante contar con el apoyo de un corrector de textos, un profesional que te ayude a subsanar cualquier tipo de errores o malentendidos en tu escrito. ¿Pero cómo es el proceso? O, mejor, ¿qué pasa por la cabeza de un corrector cuando se enfrenta a una pieza escrita? Veamos.
Definir un público: ¿quién va a leer este texto?
Aunque estos pasos no son necesariamente secuenciales, a menudo un buen punto de partida es preguntarse a quiénes quieres llegar. ¿Quiénes quieres que lean tu escrito y cuál es tu propósito con él? Definir tu público permite tomar otras varias buenas decisiones en el camino, relativas al uso de la lengua, el vocabulario, el estilo, el tono editorial, etc., todos aspectos que ayudarán a cumplir tu objetivo final: comunicar tus ideas.
Comunicar tus ideas
¿Qué quieres decir? Un asesor lingüístico interrogará sistemáticamente al autor de un texto con esta pregunta en mente, para ayudarlo a comunicar sus ideas de la mejor manera posible. Un profesional entrenado en los usos de la lengua podrá detectar en un escrito sesgos implícitos, ambigüedades o posibles inconsistencias que no siempre son aparentes.
Además, un corrector de textos puede mejorar el estilo de tu escrito, si fuera necesario. Es decir, te ayudará a evitar giros confusos o expresiones cacofónicas, procurando diversificar el vocabulario para facilitar una lectura más fluida del escrito.
La norma culta
En una dimensión más, si se quiere, técnica de la labor del corrector de estilo, el siguiente aspecto de su labor involucra adaptar tu escrito a lo que habitualmente se denomina la “norma culta”. La norma culta es el conjunto de usos de la lengua que la comunidad de hablantes y ciertas instituciones (la Real Academia Española, por ejemplo) consideran como prestigiosos. Esta normativa está reunida en una serie de instrumentos prescriptivos sobre los buenos usos de la lengua, tales como el Diccionario panhispánico de dudas o la Nueva gramática de la lengua española.
Los correctores de textos estamos familiarizados con la norma culta y, así, podemos detectar en tu texto usos que caen fuera de este registro y subsanarlos, mejorando la redacción del escrito.
No todo es meter mano
Contraintuitivamente, el buen oficio del corrector se mide más en aquello en lo que no se entromete, y no tanto en aquellas correcciones que sí sugiere. ¿Por qué? Porque un buen corrector detecta hasta qué punto puede realmente contribuir a un texto sin excederse de sus atribuciones y sin sugerir cambios que, en definitiva, puedan ir en desmedro del propósito del autor.
Una corrección a medida
Y, como no todo es meter mano, la decisión final siempre está en manos del autor. El autor es quien puede elegir qué tipo de corrección quiere: ¿debiésemos revisar solo la ortografía y la gramática o también hacer sugerencias para mejorar el estilo? ¿Basta con eliminar cualquier tipo de error ortotipográfico o es también deseable señalar posibles sesgos discursivos presentes en el texto?
Finalmente, es también el autor quien decidirá qué cambios, de entre los sugeridos por el corrector, desea incorporar en su texto. Los asesores lingüísticos proveemos un apoyo al autor para ayudarlo a obtener un mejor escrito final. No más, pero tampoco menos.